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Victoria Abaroa
Articulo

El artista Benjamín Ossa está presentando hasta el 3 de diciembre "Convertir una palabra en sombra" en Galería de Sousa, Buenos Aires, exposición que reúne dibujos, instalaciones y esculturas proyectadas en el espacio, explorando la luz, la sombra y el tiempo. En esta serie de obras creadas en distintos períodos, Ossa invita al espectador a reflexionar sobre lo visible y lo efímero, integrando el significado de la luz y la sombra en las culturas oriental y occidental.

 

La magia se produce cuando alguien se atreve a lo inesperado. Cuando algún visitante olvida que sus padres le enseñaron a mantener una distancia “respetuosa” en museos y galerías, desplazándose entre las capas de la instalación artística. Sus movimientos afectan la experiencia de otro espectador, quien levanta la mirada y lo observa. Ambos desconocidos se perciben en silencio. A veces se sonríen, otras solo se miran, reconociendo que comparten una experiencia común.

Después del fugaz intercambio, el segundo espectador, ahora más atrevido a explorar, retoma su interacción con la obra. Desplaza su cuerpo por detrás de un flujo de luz dispuesto horizontalmente con respecto a la obra. Acto seguido, atraviesa el foco de frente y continúa zigzagueando por cada uno de los 17 paneles que componen la estructura. Al regresar al inicio del recorrido, el visitante se percata del título de la obra, Ahora, antes y después. Las palabras se aparejan como microinstantes en su memoria, haciéndolo pensar en su propia percepción del espacio y el tiempo.

Ubicada en el segundo piso del recinto, la instalación de Benjamín Ossa forma parte de su exposición "Convertir una palabra en sombra" en de Sousa Galería, Buenos Aires. Disponible hasta el 3 de diciembre, la muestra reúne obras de diversas etapas de producción. Estas revelan las obsesiones del artista, quien, alejándose de las temáticas contingentes, ha hecho de los fenómenos ópticos su principal materia de trabajo.

Entre Tokio y Buenos Aires

Existe una expresión común en inglés para referirse a la pérdida de cualidades de un texto al ser traducido: Lost in translation. Aunque esta frase también se usa en español en su traducción literal, su frecuencia es menor que en inglés. La expresión inversa, en cambio, no es habitual en ninguno de los dos idiomas, sugiriendo que el hecho de que un texto gane algo en la traducción es un fenómeno menos común.

Es posible que algo así haya sucedido entre 1977 y 1994, cuando el libro El elogio de la sombra de Junichiro Tanizaki fue traducido al español. Esto se debe a que, el 24 de junio de 1969, Borges publicó un poemario con el mismo título, y el texto de Tanizaki, escrito en 1933, no fue traducido al castellano sino varios años después. Aunque no se puede afirmar con certeza, es muy plausible que René Sieffert, al traducir el texto de Tanizaki en 1977, haya tenido el poemario de Borges en su poder, lo que lo habría llevado a traducir el título como El elogio de la sombra.

Habiendo sido publicados con 17 años de diferencia y a más de 18.000 kilómetros de distancia, los libros de Borges y Tanizaki parecen converger en su esencia. Ambos reflejan una profunda apreciación por la sombra, esa faceta que no se muestra de inmediato a los ojos. Mientras Tanizaki critica la obsesión de Occidente por la luz, en contraposición a la sombra, Borges se alinea con la visión oriental en su poema. Con 69 años y al borde de la ceguera, el autor reconoce estar regresando a su centro.

Esa fue la reflexión que rondó en la mente de Benjamín Ossa después de leer el poemario de Borges a principios de este año. Al encontrar una primera edición del texto en una tienda de libros de segunda mano en la calle Libertad, el artista percibió su profunda relación con la exposición que estaba preparando. Tras el hallazgo, el guión curatorial, basado en investigaciones que le han interesado desde los inicios de su carrera, se consolidaba aún más.

Volumen Lineal Expandido III, 2024. Benjamín Ossa
Fotografía: de Sousa Galería

La instalación Volumen Lineal Expandido III ejemplifica esta continuidad temporal, con su precedente más directo en una pieza presentada en 2013 en la Galería Artespacio. Consiste en un dibujo creado por las sombras producidas al interceptar una fuente de luz, compuesto por múltiples semicírculos de acero recubiertos con pintura electromagnética, que sella el material y previene su corrosión. El hecho de que la pintura no sea más que micropartículas de pigmento establece un vínculo conceptual con la serie Polvos, una parte de la cual se encuentra expuesta en la pared opuesta.

Estas obras están constituidas por dibujos realizados en papel negro recortado e iluminado desde atrás. La superficie está cubierta con vidrio esmerilado, lo que difumina la luz proyectada, que emerge a través de los orificios entrecortados. Al observarla de frente, ciertos rasgos de la figura iluminada se definen, mientras que otros parecen difuminarse. Cuando el observador se mueve en torno a la obra, buscando captar esas porciones borrosas, la imagen se adapta nuevamente, abriendo un diálogo dinámico.

Los Polvos cuelgan de una pared blanca, cuya solidez inicial parece desvanecerse ante los ojos de quien se acerca. Se trata de una cuadrícula formada por elásticos, cuya estructura materializa la grilla que organiza las obras del artista, revelando lo que subyace en sus procesos creativos.

La cuadrícula parece ser la continuación imaginaria del papel milimétrico en la superficie de Dibujos para perderse. Con tres planchas de casi dos metros de lado, esta parte de la serie sintetiza un sistema preciso basado en el desplazamiento aleatorio de un círculo sobre una cuadrícula. Cada movimiento condiciona el siguiente, generando un patrón que, aunque regido por reglas claras, produce un resultado impredecible. Con infinitas puertas de entrada y salida, los dibujos de Ossa funcionan como un guiño a Borges, abriendo un portal hacia el laberinto del Minotauro o la biblioteca de Babel.

Polvos, 2024. Benjamín Ossa
Fotografía: de Sousa Galería

Surrealismo lógico

La respiración agitada de un hombre se mezcla con el sonido del viento al golpear su cámara. El lente enfoca las montañas desérticas de Tarapacá, donde apenas se alcanza a ver la punta de una cuerda que sigue la trayectoria de un globo de helio ya invisible. En menos de dos minutos, todo rastro del cordel se desvanece, perdiéndose en la inmensidad del cielo nocturno. Aún con los jadeos del camarógrafo de fondo la imagen se desplaza hacia abajo.

Sobre la arena se observan los huesos de algún animal indescifrable, los vestigios cósmicos del universo en el desierto. El video fue grabado hace nueve años, en un viaje que Ossa realizó junto al curador Rodolfo Andaur, y se titula Persiguiendo una línea encontré una galaxia. La pieza refleja la invitación del artista a experimentar sus creaciones, siguiendo trayectorias que conducen a revelaciones perceptivas, experiencias concretas que resuenan universalmente.

En de Sousa Galería, una interpretación del recorrido del globo se percibe en dos esculturas. Ambas se componen de múltiples capas de papel calado que sobresalen de cada estructura acordonada. Las marcas, grabadas a fuego, simbolizan los instantes del trayecto, absorbidos lentamente, a medida que el tiempo transcurre y la mirada del observador se va decantando.

Se podría decir que toda experiencia en un museo o galería se estructura a partir de momentos. Sin embargo, hay algunas obras cuya esencia radica en una absorción lenta, facilitando un proceso de observación comprometida. No son estructuras crípticas, sino que se mantienen abiertas y flexibles. Las obras de Ossa se viven como misterios abiertos, que no se definen por la lógica, sino por la experiencia, enriquecidas con cada minuto de observación.

Vista exposición "Convertir una palabra en sombra", 2024
Fotografía: de Sousa Galería.

Así, una estructura de hierro sólida que se despliega en la pared adquiere destellos que la complementan, revelando que se trata de láminas de cobre flameado. La pieza, NIDO, se configura como una estrella compuesta de varias capas, todas ellas generadas a partir de semicírculos. Las sombras de cada segmento se yuxtaponen en la pared, dialogando con la proyección de luz en Ahora, antes y después. Se podría decir que la forma es el origen de la proyección en reversa, convirtiéndose en un espacio de encuentro entre dos absolutos.

El subtítulo de la obra - El misterio del origen, un nido - sugiere la inabarcabilidad del principio de las cosas. Resonando con las palabras de Borges sobre la naturaleza reveladora de la inminente ceguera, Tanizaki reflexionaba: “Los reflejos no están hechos para ser vistos a plena luz, sino que deben ser adivinados en la penumbra como rayos misteriosos, agitados por el tiempo. Invitando a quien habita el espacio de la imaginación, a desconectar la certidumbre para entrar al terreno de la ensoñación”.

La invitación pareciera hacer eco de algunas de las estrofas del manifiesto surrealista, incitando a la operación automática y exaltando el imaginario inconsciente. Sin embargo, las obras de Ossa se alejan de la corriente artística, revelando fenómenos concretos. Las imágenes propuestas por el artista no solo son posibles, sino tan frecuentes que tienden a pasar desapercibidas.

Las creaciones de Benjamín Ossa se estructuran entonces como una especie de surrealismo lógico, invitándonos a abandonar las certezas. Mediante la experimentación, el artista descubre cómo utilizar los fenómenos naturales a su favor, despertando nuestras capacidades perceptivas. Sin embargo, esta invitación se acompaña de una segunda reflexión, que nos hace conscientes de la imposibilidad de comprenderlo todo. Ossa estudia el mundo para llegar al límite donde la certidumbre se desdibuja hacia lo desconocido, no para resolverlo, sino para extendernos su fascinación personal, despertándonos de nuestro letargo cotidiano.

Escrito por

Victoria Abaroa

Licenciada en Comunicación Social por la Universidad del Desarrollo (UDD - Chile), donde se desempeñó como ayudante de Periodismo Interpretativo. Cuenta con una especialización en Social Marketing de Northwestern University, y ha realizado múltiples cursos sobre comunicaciones en el campo de las artes visuales dictados por Node Center for Curatorial Studies (Berlín). Sus textos han sido publicados en Artishock y en la Revista Ya.

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